Las sucesivas restricciones sanitarias del Coronavirus nos están enfrentando con las carencias que tienen nuestras ciudades, ahora que queremos usarlas de otra forma, distinta a los hábitos más frecuentes: salir a los bares, pasear de tiendas o reunirnos en cualquier lugar, rutinas restringidas para evitar los contagios. Al no disponer de espacios para otro tipo de actividades, de forma sucesiva se repiten en Oviedo las imágenes de El Antiguo plagado de gente, especialmente durante el fin de semana, o del parque de Invierno y la Pista Finlandesa con una densidad de gente más elevada de lo que cabría esperar. E inconveniente precisamente con las medidas sanitarias de prevención.
Esas imágenes de plazas o parques atestados soliviantan los ánimos, pues ofrecen la sensación de que la proporción de la población que incumple las normas coyunturales es abultada. Y el cabreo consiguiente distancia todavía más, de otra forma, al alimentar la indignación, el cansancio y la desazón que cunden por doquier a causa de la complicada vida a la que obliga la pandemia.
En el caso de Oviedo, la Covid ha revelado la necesidad de proyectos que han quedado aparcados durante el actual mandato, caso del Anillo Verde que diseñó el anterior Gobierno local y que pretendía conceder a la ciudad un entorno de esparcimiento. Ese anillo rodeaba el núcleo urbano con recorridos para el paseo y el senderismo, a los que se podía acceder desde cualquier barrio de la ciudad en menos de un cuarto de hora mediante sencillos enlaces. Otro concepto de Urbanismo, impulsado por el entonces edil responsable del Área, el concejal de Somos Nacho Fernández del Páramo, que también se priorizaba en actuaciones como el Bulevar de Santullano, igualmente concebido como un entorno con múltiples posibilidades para el disfrute de la ciudadanía.
El actual bipartito que asocia a PP y Ciudadanos recibió el proyecto del Anillo Verde ya tramitado e incluso licitado, a falta de resolver la adjudicación e iniciar las obras. Sin embargo, tanto el alcalde, Alfredo Canteli, como el concejal de Urbanismo y vicealcalde, Nacho Cuesta, decidieron eliminar el trabajo realizado. Hasta la fecha, no se ha planteado una alternativa de otro tipo. De hecho, el Gobierno local ha reducido las inversiones al mínimo, con unas cifras de ejecución presupuestaria que no se conocían desde hace más de veinte años.